¿Por qué ayudamos a otros?

¿Por qué ayudamos a los demás? ¿Qué factores promueven la conducta de ayuda? ¿Por qué algunas situaciones nos escandalizan y nos movilizan y, sin embargo, otras pasan desapercibidas?

Según diferentes estudios de la Psicología Social, algunas variables que impulsan la ayuda son: las normas sociales, la semejanza con la víctima, la percepción de la situación como una emergencia, la falta de prisa, la observación de un modelo que ayuda y la presencia de pocos espectadores, entre otras.

Teniendo esto en cuenta, podemos empezar a entender que haya diferentes reacciones ante situaciones críticas similares. Con respecto a la semejanza con las víctimas, es más probable que ayudemos a alguien cercano y similar a nosotros en diferentes aspectos. La semejanza con la víctima también está relacionada con la capacidad empática. La empatía surge más fácilmente cuando estamos cerca de alguien (física y emocionalmente).

Resulta curioso también que la presencia de espectadores influya en nuestra decisión de ayuda. En principio, tendemos a pensar que, cuantos más espectadores, más probabilidad de ayuda. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. Cuando nos damos cuenta de que existe una emergencia y vemos que otros muchos espectadores no hacen nada, hay menos probabilidades de que llevemos a cabo una conducta de ayuda.

¿Cómo es posible que muchas personas vean a otra en una situación de emergencia y no hagan nada?

No es una pregunta nueva y los psicólogos sociales han pasado décadas investigando la conducta prosocial en diferentes escenarios. Una de las explicaciones que han hallado en relación con la presencia de espectadores es, entre otras, el fenómeno de la difusión de la responsabilidad. Este fenómeno social consiste en que, cuando somos muchos observando sin hacer nada, hay una menor probabilidad de que alguien asuma la responsabilidad.

Por otro lado, no hay que olvidar que las normas sociales a veces pueden promover conductas de ayuda. Por ejemplo, la norma de responsabilidad social por la cual debemos ayudar a personas que realmente necesitan ser ayudadas sin esperar nada a cambio.

¿Cómo esta información puede ayudarnos?

Quizás el entender estas cuestiones nos ayude a ser más conscientes de nuestros actos y advertir por qué nos comportamos de la manera en que lo hacemos. Tal vez, la próxima vez que tengamos la oportunidad de ayudar a alguien pensemos en estas cuestiones y dejemos a un lado el tan calculado balance coste-beneficio.

 

[María Ramos Agrela]

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