Nuestra historia de vida y nuestros recuerdos, felices o tristes, nos acompañan a lo largo de la vida. Son los que median nuestro mundo interior y en gran medida, nuestro inconsciente, conforman nuestra base de creencias y orientan nuestras acciones. De ahí la importancia de escucharlos y comprenderlos.
Hay veces que ciertas experiencias permanecen en la mente sin dirigirse adecuadamente, dejando un residuo emocional que acaba gobernando nuestra vida. El sujeto queda atrapado en esa experiencia y necesitará ayuda y acompañamiento para poder elaborarla, integrarla y darle un sentido si no quiere quedarse anclado ahí.
Es aquí, donde entra en juego la terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR).
La terapia EMDR es un abordaje terapéutico ampliamente investigado, que se apoya en una metodología de trabajo respaldada por fundamentos científicos y evidencia empírica.
Esta terapia pone el foco de trabajo en los recuerdos “no procesados”, entendiendo estos recuerdos como aquellos que estan almacenados en el cerebro y que nos conectan directamente con emociones, sensaciones físicas y creencias que fueron experimentadas anteriormente en el pasado. Como si permaneciesen intactos, independientemente de las demás cosas que hayan ocurrido en la vida de la persona después de ese suceso.
Son recuerdos que sigue activos y que mientras lo están, siguen estando en el presente, de la misma forma que los vivió la persona en el pasado.
Nuestro cerebro y como procesamos la información
Hablar de EMDR, implica necesariamente hablar de como funciona nuestro sistema de procesamiento innato de información, a través de cual, elaboramos e integramos todas las experiencias sensoriales y la información de nuestro entorno.
La manera en la que vemos el mundo e interactuamos con otros, se basa en gran parte en nuestras experiencias de vida a nivel individual.
Cuando “aprendemos” algo, las experiencias se almacenan en los millones de redes de memoria que son la base de nuestras percepciones, actitudes y comportamientos. Estas redes conectan eventos similares y cuando percibo cualquier cosa del mundo exterior, esa nueva percepción se conecta con una red de memoria preexistente en mi cerebro con el fin de darle un sentido y entender lo que estoy percibiendo.
El sistema de procesamiento de información esta diseñado para tomar cualquier tipo de percepción y llevarlo a un nivel de resolución adaptativa, tomando y aprendiendo lo que es útil y descartando lo que no lo es. Sin embargo, este sistema puede llegar a colapsar y bloquearse cuando :
He experimentando situaciones de trauma, experiencias perturbadoras u acontecimientos ofensivos que tiene una gran impacto emocional.
Si son situaciones o comportamientos que se han repetido de manera reiterada y además han tenido lugar en la infancia; una etapa del ciclo vital donde el sistema de procesamiento no está tan preparado como cuando somos adultos; la integración y resolución de todas esas experiencias vitales es mucho más compleja.
En lugar de una resolución adaptativa, el recuerdo de la situación se almacena en el cerebro de manera aislada, tal y como se ha experimentado. No se integra dentro del resto de redes de memoria.
Lo que uno vio , sintió, la imagen, sensaciones físicas y pensamientos, se codifican en la memoria en su forma original sin haberle dado un sentido útil y adaptativo.
Estos recuerdos no procesados pueden llegar a convertirse en la base de muchos problemas emocionales y dar lugar a creencias irracionales y sensaciones de baja autoestima, indefensión, miedo, culpabilidad, tristeza, ansiedad o respuestas de ira y enfado entre otras.
Por este motivo, en muchas ocasiones podemos encontrarnos a nosotros mismos actuando de una manera que sabemos que nos vamos a arrepentir, sintiéndonos atraídos hacia una persona equivocada, siendo incapaces de desprendernos de comportamientos y actitudes dañinas hacia uno mismo o gente de nuestro entorno que queremos.
Respuestas desproporcionadas e irracionales que vienen de una parte de nuestro cerebro que no está gobernada por la parte racional, sino por la conexión con ese recuerdo no procesado del pasado.
¿ Cómo funciona la terapia EMDR?
La terapia EMDR, trabaja sobre el recuerdo/memoria que tiene la persona de lo que ocurrió y que no ha sido procesado. Esto ayuda a la persona a elaborar e integrar la experiencia y a darle sentido. Se le da a la persona la capacidad de aumentar la capacidad de resolver el trauma y a su vez de poder elaborar otro tipo de situaciones en el futuro de una manera más funcional.
El recuerdo seguirá, no desaparece, pero si la emoción asociada y la perturbación que me genera cuando voy a ese recuerdo pasado que interfiere en mi presente.
RECUERDA que, las experiencias traumáticas no resueltas, no funciona como aprendizajes, sino como puntos de bloqueo y restan a la persona capacidades para afrontar otras situaciones futuras.
Es importante conectar con esa experiencia, aunque suponga hacerlo con algo que duele. El dolor va a ser una puerta que tengamos que atravesar en muchas ocasiones para poder integrar lo que ocurrió en nuestra experiencia de vida y tomar de nuevo el control de nosotros mismos.
