¡Qué bien nos sienta llorar! Y, sin embargo…

 

¿Solemos reconocer y expresar nuestras emociones? ¿Nos permitimos tener ese espacio íntimo? ¿Aún consideramos que llorar es un signo de debilidad?

En este sentido, es importante tener en cuenta que no hay emociones positivas o negativas, aunque algunas nos resulten más agradables o más desagradables. Sin embargo, todas las emociones tienen una función, son útiles y nos ayudan a adaptarnos y a relacionarnos con los demás. Por ejemplo, el asco, una de las emociones primarias, nos protege de posibles infecciones.

A pesar de que se han estudiado las múltiples consecuencias negativas que tiene la inhibición emocional (no reconocer nuestras emociones o no expresarlas), todavía nos es difícil en muchos contextos aceptar que nos emocionamos. Tenemos derecho a emocionarnos y, si nos permitimos expresarlo sin juicios, nos podemos sentir aliviados.

Se sabe que nuestra vivencia emocional está influida por diferentes variables, tanto personales como culturales. Actualmente, estamos demasiado acostumbrados a no comunicarnos cuando tenemos emociones negativas (tristeza, por ejemplo). También, a veces, solemos expresar emociones intensas y positivas que no sentimos totalmente.

¿Y tú, te emocionas?

[María Ramos Agrela]

Qué hacer si sientes ansiedad o depresión

 

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