Es posible que en alguna ocasión nos hayamos cuestionado si hay coherencia entre lo que pienso y lo que hago, y nos habremos encontrado con situaciones en las que el cómo actúo no está en sintonía con mis ideas, creencias y principios. ¿Cómo trata la gente de reducir ésta incoherencia?

La respuesta nos la da la teoría de “la Disonancia Cognitiva” (“Theory of Cognitive Dissonance»), creada por el psicólogo social Leon Festinger en 1957. Según esta teoría, las personas tratan de reducir las contradicciones que surgen entre la manera en la que piensan y la manera en la que actúan. Según sus estudios, cuando surgen este tipo de incoherencias entre dos actitudes, las personas tratan de generar ideas nuevas para reducir la contradicción, hasta que las dos actitudes que están en conflicto logren aproximarse. También existe una tendencia a justificar la conducta, buscando excusas que expliquen el por qué de ese comportamiento, aunque siga siendo incompatible con nuestro pensamiento inicial. De este modo, el malestar que siente la persona, al percibir que las cosas no cuadran, se reduce.

Cuando recibimos información nueva que de algún modo entra en conflicto con nuestras ideas previas, también solemos ser víctimas de la disonancia cognitiva, y en ocasiones la manera de solucionarlo es atendiendo únicamente a los detalles que nos benefician o que están en sintonía con las creencias establecidas, y descartand los que no.

Podemos observar evidencias de esta teoría en nuestra vida diaria. Por ejemplo, si una persona a la que consideramos como “buena” hace una acción que entendemos es “mala”, la situación producirá una tensión incómoda. Una estrategia para atenuarla sería obviar esa acción negativa y no tenerla en cuenta, de tal forma que la consideración que se tiene hacia esa persona no cambie, o no la tachemos de hipócrita.

¿Cómo puede el psicólogo ayudarme a cambiar mi forma de entender la realidad para sentirme mejor?

 

Cuando iniciamos terapia psicológica, en muchas ocasiones se detectan una serie de distorsiones cognitivas que nos están afectando a la hora de entender la realidad de los sucesos que ocurren. Estas formas rígidas de interpretar lo que pasa a nuestro alrededor, lejos de ayudarnos a sentirnos bien, nos van a hacer contemplar el mundo desde un prisma negativo. La labor del psicólogo es ayudarnos a entender que a veces las cosas no son de la forma en que las pensamos o sentimos, proporcionándonos maneras alternativas de comprender la realidad.

Todos somos víctimas, en mayor o menor medida de las contradicciones psicológicas que aparecen en nuestro día a día, y como hemos visto anteriormente, por lo general nadie podría estar al 100% seguro de la coherencia entre sus argumentos y su conducta. Es por eso que la flexibilidad de pensamiento que nos puede ofrecer la terapia nos ayudará mejor a adaptarnos a las circunstancias que nos rodean, a conseguir nuestros objetivos y a sentirnos mejor con lo que hacemos.

 

[Almudena Pingarrón Salazar]

 

 

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