¿Cómo nos enfrentamos a las adversidades que aparecen en nuestras vidas?

Es inevitable que aparezcan situaciones difíciles a lo largo de nuestra historia, que de algún modo marcan un antes y un después en nuestra forma de estar en el mundo.

Cuando nos enfrentamos a una situación dolorosa o un a evento traumático, la emoción primaria que suele aparecer en las personas es negativa, pues evidentemente nos vamos a ver afectadas por ello. El miedo, la tristeza y la ira, entre otras, son las emociones típicas que en un primer momento surgen a raíz de la aparición de este tipo de circunstancias, pero no tienen por qué condicionar que desde ese momento en adelante, vayan a ser las emociones que caractericen nuestras vidas. El fenómeno de la resiliencia nos va a demostrar que los acontecimientos difíciles por los que pasan las personas pueden tener otra lectura distinta a la que se hace en la primera fase negativa, y que incluso pueden aportarnos un aprendizaje positivo que podremos poner en práctica en otras situaciones de nuestra vida.

Así, la resiliencia se entiende como el proceso de recuperarse bien ante la adversidad, ante un trauma o una tragedia, ante la presencia de eventos estresantes o amenazas. Algunos de los acontecimientos negativos por los que pasan las personas y logran superar pueden ser tales como: situaciones de abuso o maltrato, problemas de salud y muerte de un ser querido, problemas familiares o en las relaciones interpersonales, etc.  Evidentemente todas estas circunstancias originan malestar en las personas, por lo que ser resiliente no significa estar exento del dolor emocional que provoca la situación, sino que, a pesar de los obstáculos que se vayan presentando en nuestro camino, la persona construye una fortaleza que le acompañará durante su vida y que le permitirá seguir proyectando hacia el futuro.

¿Cómo consigo superar un acontecimiento traumático y desarrollar la resiliencia?

Aunque no lo parezca, la resiliencia es una capacidad bastante común según indican los estudios. No se trata de un rasgo que presenten algunas personas y otras no, sino que es una habilidad que se va desarrollando y que, como tantas otras, se estructura en los pensamientos, en este caso positivos, que irán guiando mis conductas y acciones.

Se han llevado a cabo investigaciones donde los resultados apuntan a que una  amplia red de apoyo, familiar y/o social, en las personas es un factor clave para que se pueda dar la resiliencia. Así, contando con el cariño de personas cercanas, podemos construir relaciones basadas en la confianza y que nos transmitan seguridad, factores clave para los momentos de inflexión.

Algunos factores a tener en cuenta y que facilitan que se desarrolle la resiliencia en las personas:

  • Ser capaz de relativizar, tratando de darle la importancia que merece la situación, y no nutrirla haciéndola mayor, prestándole excesiva atención o a través de pensamientos negativos.
  • Marcarnos metas en la vida nos ayudará a tener algo por lo que luchar cada día.
  • Intentar potenciar la comunicación con mi entorno, poniendo en práctica actitudes asertivas, me permitirá relacionarme mejor con las personas y tener actitudes de cooperación mutuas.
  • Contemplar la vida desde el prisma del optimismo contribuirá a sentirnos más felices y con esa fortaleza, superar los obstáculos que vayan apareciendo en nuestro camino.
  • Pensar en nosotros mismos, cuidarnos y ofrecernos aquello que nos hace sentir bien también contribuirá a que me sienta más a gusto conmigo mismo, reforzando mi autoestima.

 

[Almudena Pingarrón Salazar]

 

La terapia psicológica nos puede ayudar en momentos  en los que no somos capaces de conseguir superar una situación complicada. Si crees que te encuentras en esta circunstancia, no dudes en ponerte en contacto.

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