¿Qué es la violencia de género?

La OMS define la violencia contra la mujer como:

Todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada.

Partiendo de esta definición, entendemos por violencia de género todas aquellas formas de violencia (psicológica, física, económica y/o sexual) que puede sufrir una mujer dentro del vínculo específico que tiene con su pareja o expareja.

Si bien la violencia de género es un patrón de comportamiento que engloba estos diferentes tipos de violencia, lo que define a un hombre como agresor no son tanto las conductas concretas, sino la finalidad y motivación que tiene para estar en una relación de pareja. Al contrario de las motivaciones en una relación sana, que es promover cuidados y amor de forma recíproca, lo que un agresor persigue en una relación de pareja es poseer, instrumentalizar y ejercer control y poder sobre su pareja.

Históricamente, además, la mujer ha tenido una posición subordinada frente al hombre, lo que ha promovido la justificación y perpetuación de estas formas de violencia. La visibilización en los últimos años de este fenómeno está permitiendo identificar y actuar para poner remedio a esta problemática. Para ello, es importante poder detectar aspectos que den pistas de cuándo una relación de pareja está siendo violenta.

El ciclo de la violencia de Leonore Walker

A partir de los relatos que le contaban las mujeres a las que atendía, la psicóloga Lenore Walker encontró un patrón recurrente en el funcionamiento de las relaciones violentas que aportaba más claridad sobre por qué es tan difícil para una persona salir de una relación de maltrato.

Walker desarrolló el concepto de “El ciclo de la violencia para describir el proceso por el que pasan las relaciones de maltrato. Este ciclo se divide en tres fases con las siguientes características:

Fase de acumulación de la tensión

Puede tener una duración indeterminada que va de días a incluso años. Se caracteriza por agresiones psicológicas (ej. Insultos, descalificaciones, comparaciones destructivas, ley de hielo…) que van aumentando la tensión.  La víctima interpreta estas situaciones como eventos puntuales que cree que no volverán a ocurrir. Puede intentar restarle importancia pensando que detrás hay un motivo (ej. “ha tenido un mal día”, “estaba bebido”), o incluso que ella hizo algo que provocó la situación (ej. “he sido muy pesada”). Con esto, pensará que puede hacer algo para controlar que se produzcan o no los incidentes (ej. “la próxima vez me quedo callada y no saco este tema”), asumiendo una responsabilidad que no le corresponde.

Fase de explosión o agresión

La acumulación de la tensión de la fase anterior estalla en una agresión más explícita y de mayor intensidad, que puede ser física, psicológica y/o sexual. La víctima puede sentir una sensación de shock e incredulidad que le dificultan reaccionar en un primer momento, hasta que toma conciencia de lo que ha ocurrido.

Fase de luna de miel

Ocurre inmediatamente después de la segunda fase. El agresor se muestra arrepentido y busca el perdón de la víctima. Es una fase de relativa calma que genera mucha confusión en la víctima, quien, tras la agresión, ve que su pareja vuelve a mostrar conductas de cuidado y que puede volver a parecerse a aquel de quien se enamoró al principio de la relación. Este giro tan radical en la conducta del agresor le hace pensar a la víctima que la agresión ha sido un hecho aislado que no volverá a suceder.

El riesgo de este ciclo es que una vez comienza a girar, cada vez lo hará más rápido y la violencia se irá consolidando. Si el ciclo continúa, y se repite una y otra vez, la fase de luna de miel puede llegar a reducirse, e incluso desaparecer, y los episodios de agresiones pueden ser cada vez más frecuentes. Además, estas agresiones pueden incrementar en intensidad y peligrosidad, recrudeciéndose la violencia y aumentando el daño físico y psicológico, así como el riesgo vital para la víctima.

Romper el ciclo

Si te has sentido identificada y/o crees que estás viviendo una relación de maltrato, recuerda que no estás sola. Hay diferentes recursos especializados en los que puedes pedir ayuda. El 016 es el teléfono estatal de atención a las víctimas de violencia de género. La Comunidad de Madrid dispone además de un recurso de atención 24 horas, el SAVG24, recurso especializado en la atención de emergencia y protección a las víctimas de violencia de género. Su teléfono es el 900 222 100. Desde AlpsYquie también podemos ayudarte.

 

 

[Katia Huecas Pérez]

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