En el fascinante terreno de la neurociencia, la Teoría Polivagal de Stephen Porges se erige como un marco conceptual revolucionario para comprender las complejidades del sistema nervioso autónomo (SNA) y su influencia en la experiencia humana. Esta teoría proporciona una perspectiva única sobre cómo nuestro cuerpo responde a situaciones sociales y ambientales, destacando especialmente las divergencias entre los sistemas nerviosos simpático y parasimpático.

El sistema nervioso autónomo (SNA) interviene en la regulación de las vísceras, la interacción social, el apego y las emociones; está a su vez dividido en dos ramas: la simpática y la parasimpática.

Sistema Nervioso Simpático (SNS) es conocido por su papel en la «lucha o huida». El SNS se activa en situaciones de estrés o amenaza inmediata. Este sistema prepara al cuerpo para la acción rápida, aumentando la frecuencia cardíaca, dilatando las pupilas y redistribuyendo el flujo sanguíneo hacia los músculos esqueléticos.

Sistema Nervioso Parasimpático (SNP), en contraste, se asocia con las respuestas de «descanso y digestión». Cuando nos sentimos seguros y en un entorno relajado, el SNP predomina, desencadenando la desaceleración del ritmo cardíaco, la constricción de las pupilas y la promoción de funciones digestivas y reparadoras. Esta rama, según Porges, se subdivide en dos ramas: el nervio vago ventral y el nervio vago dorsal.

 

¿Qué es el nervio vago?

El nervio vago, también conocido como el décimo par craneal o nervio X, es un componente crucial del sistema nervioso autónomo (SNA). Este nervio es una estructura larga y compleja que se origina en el tronco cerebral, específicamente en el bulbo raquídeo, y se extiende hacia abajo, conectándose con varios órganos y tejidos del cuerpo.

El nervio vago desciende por el cuello y el tórax, y se ramifica en diversas direcciones para inervar órganos como el corazón, los pulmones, el estómago y el intestino. Es fundamental para la regulación de muchas funciones automáticas del cuerpo, incluyendo la frecuencia cardíaca, la respiración, la digestión y la respuesta de «descanso y digestión» del sistema nervioso autónomo.

Una característica distintiva del nervio vago es su papel en la activación del sistema parasimpático, la parte del sistema nervioso autónomo asociada con el descanso, la digestión y la recuperación. Cuando el nervio vago se activa, promueve respuestas de relajación en el cuerpo, contrarrestando las respuestas del sistema simpático, que están asociadas con situaciones de estrés y activación («lucha o huida»).

El nervio vago también desempeña un papel crucial en la conexión entre el cuerpo y el cerebro. Está involucrado en la transmisión de información desde los órganos internos hasta el sistema nervioso central, permitiendo al cerebro monitorear y regular de manera precisa las funciones corporales.

 

Entonces ¿qué propone la Teoría Polivagal?

La Teoría Polivagal se basa en la idea de que el sistema nervioso autónomo es un sistema complejo con múltiples ramificaciones y respuestas adaptativas frente a una amenaza o peligro tanto externos (situaciones estresantes) o internos (pensamientos o sensaciones físicas). Cada una de estas ramas está asociada con diferentes estados emocionales y comportamientos que promueven la supervivencia y adaptación de la persona.

Vago Ventral: Esta rama del nervio vago está relacionada con las respuestas de seguridad y conexión social. Cuando nos sentimos seguros y en un entorno amigable, el vago ventral predomina, promoviendo la socialización y la comunicación efectiva. De hecho, en caso de amenaza o peligro, la primera respuesta sería en busca de ayuda de los otros y para ello se activa este sistema.

Sistema nervioso simpático: Está relacionada con la activación de las vísceras (por ejemplo, aceleración de la respiración y el ritmo cardiaco). Se activa en situaciones de lucha-huida, promoviendo que el cuerpo se ponga en marcha frente a la amenaza. Si la ayuda no aparece o no es suficiente, se produce una activación del vago dorsal.

Vago Dorsal: En situaciones de amenaza o peligro, el vago dorsal entra en acción, llevando al organismo a estados de inmovilidad, colapso, disociación o congelamiento. Este es un mecanismo ancestral que busca minimizar el riesgo y preservar la energía cuando la huida o la lucha no son opciones viables, cuando se percibe que la amenaza es tal que sobrepasa los recursos que la persona tiene.

 

Las Aplicaciones Clínicas y Terapéuticas de la Teoría Polivagal

La Teoría Polivagal de Porges, en un espacio terapéutico, nos permite entender por qué ante situaciones que provocan mucho estrés o miedo se producen parálisis a nivel corporal y a nivel mental (disociación). Esto arroja luz a lo importante que es la sensación de seguridad en el espacio terapéutico para, a través de estados de calma, poder revisitar experiencias pasadas en las que sentimos que no pudimos “hacer nada”; y además comprender que aquello no fue “nada”, sino la mejor respuesta que pudo dar nuestro cuerpo ante una amenaza muy grande, que fue la manera óptima en que supimos y pudimos protegernos de aquel daño.

La comprensión de las diferencias entre el SNS y el SNP según la Teoría Polivagal ha permitido enfoques más precisos y efectivos en la intervención terapéutica.

Trauma y regulación emocional: La Teoría Polivagal informa estrategias terapéuticas específicas para individuos que han experimentado trauma. Ayuda a restaurar la regulación emocional al facilitar el movimiento de estados dominados por el SNS (estrés) a estados guiados por el SNP (relajación).

Mindfulness y conciencia corporal: La práctica de la conciencia plena y la atención al cuerpo puede influir positivamente en el equilibrio entre el SNS y el SNP. Desarrollar la conciencia corporal permite identificar y regular las respuestas autonómicas, promoviendo un mayor bienestar emocional.

En terapia se promueven las sensaciones de seguridad, comprendiendo y respetando las respuestas al organismo; al final, la inmovilización, la desconexión emocional o la disociación son reacciones normales a situaciones anormales. Son la respuesta más adaptativa para protegernos del dolor. Poder volver al cuerpo y reconectar con él desde el respeto y el cuidado puede ser una experiencia sanadora.

 

 

[Elena González Armengot]

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