En muchas ocasiones nos centramos en aprender a identificar comportamientos o hábitos tóxicos en nuestras relaciones cercanas, lo cual es importante. Pero, en ocasiones también es interesante que podamos aprender a identificar patrones sanos que nos permitan ver en qué punto está la relación, de pareja, amistad o familiar.
A continuación, algunos de los patrones sanos de cualquier relación y de cómo detectarlos:
En las relaciones sanas podemos identificar que siempre hay respeto mutuo incondicionado.
- Existe una valoración y aceptación de la otra persona, siempre que su manera de ser no sea perjudicial para mantener una relación sana, sin caer en señalar los defectos constantemente que no nos gustan de la otra persona, y exigiendo que cambie. Caeríamos en un error, de descalificar lo positivo del otro y de la relación.
- Respetamos los límites razonables que la otra persona pone y acepta también los propios, consensuados previamente.
Existe una comunicación directa y constructiva.
- Cuando comunicamos los problemas o conflictos de manera constructiva, expresando nuestro punto de vista y cómo nos sentimos desde la conexión con uno/a mismo/a y el cariño hacia la otra persona y a la relación.
- Ponemos atención y escucha activa en lo que el otro también tiene que decirnos, permitiendo que también se pueda expresar y escucharle, sin presuponer o sacar conclusiones precipitadas o poniéndonos en una posición desde el ataque-defensa.
- Validamos y flexibilizamos las opiniones y emociones de la otra persona y las propias, con una apertura que nos permita encontrar un punto en común, desde la negociación y no desde la minimización de lo que piensa o siente, o desde la amenaza.
Hay confianza y cercanía para expresar y acercarnos:
- Partimos de creer y confiar en la otra persona sobre sus palabras y hechos, sin llevar todo a la evaluación, control o a la duda de su veracidad. De ser así, paradójicamente la distancia en estos casos crecerá dificultando el acercamiento de las partes.
- No anticipación de miedos irreales que no han ocurrido y no tenemos la certeza de que vayan a ocurrir, si nos preocupamos en exceso por el futuro, nos estaremos perdiendo el disfrutar del “aquí y ahora” en la relación que tenemos.
Existen espacios personales independientes a la relación:
- Entender y respetar la importancia del tiempo personal y de que cuente con otras personas importantes independientemente a nosotros/as, no quiere decir que dejemos de ser importantes. De lo contrario, estaríamos fomentando una relación basada en la interdependencia y posesividad.
Hay equidad y tenemos en cuenta tanto las necesidades propias como las ajenas:
- En cada relación, ya sea de pareja, amistad o familiar necesitamos disfrutar de nuestro propio tiempo personal sin olvidarnos de nuestras necesidades individuales y ajenas, sin permitir sentirnos culpables o culpabilizar con el objeto de controlar o restringir estas conductas.
Hay crecimiento mutuo y poder repartido:
- Cada miembro de la pareja o relación deberá favorecerse tanto en el propio crecimiento personal y también en el de la pareja o relación como un equipo desde la colaboración y no desde la rivalidad o competitividad.
Hay responsabilidad afectiva:
- Tenemos en cuenta cómo nuestras acciones (lo que hacemos o decimos) influyen sobre los demás, por eso lo llevamos a consenso, cuidado y diálogo, siendo conscientes del impacto que tiene en la otra persona; nuestra presencia, comunicación, estados emocionales, explicaciones sobre actos, etc. y cómo nos sentimos a la inversa.
- En lugar de caer en culpar al otro/a, asumimos la parte de responsabilidad de nuestras acciones.
Si hay alguna de estas dinámicas que te gustaría trabajar en Terapia psicológica, estaremos encantadas de acompañarte para que consigas construir relaciones saludables y positivas.