La procrastinación se refiere a la tendencia a posponer o aplazar actividades que deben ser realizadas, ya sea por una falta de motivación, dificultad en la tarea o simplemente por la falta de interés.

El término «procrastinación» proviene del latín «procrastinare», que significa posponer o diferir. Este término se popularizó en la década de 1990 gracias al trabajo del psicólogo estadounidense Dr. Neil Fiore, quien escribió el libro «The Now Habit: A Strategic Program for Overcoming Procrastination and Enjoying Guilt-Free Play». En su libro, Fiore definió la procrastinación como «una estrategia para manejar el estrés y la ansiedad asociados con las demandas impuestas por la vida moderna». Desde entonces, el término se ha utilizado ampliamente en el campo de la psicología y se ha convertido en parte del vocabulario común.

 

¿Qué causa la procrastinación?

Algunos de los pensamientos y creencias negativas que pueden ser la causa para que se de la procrastinación pueden variar dependiendo de la persona, algunas de las causas:

Miedo al fracaso: El temor a no hacer bien una tarea puede hacer que se acabe posponiendo. Es habitual en estos casos que detrás exista la creencia de que fracasar es inaceptable pudiendo llevar a evitar por completo la tarea, incluso si es importante.

Miedo al éxito: cuando tenemos la creencia de que el éxito conlleva mayores expectativas y responsabilidades puede hacernos evitar las tareas que nos puedan llevar al éxito.

-Falta de motivación: Si una tarea no parece importante o significativa, puede ser difícil encontrar la motivación para comenzarla.

Perfeccionismo: conlleva que la persona puede generar estándares muy altos para sí misma, y  que aparezca el sentimiento de que nunca está lista para comenzar una tarea y, por lo tanto, posponerla constantemente. La creencia de que todo debe ser perfecto puede llevar a un bloqueo y a posponer tareas importantes.

-Pensamiento «todo o nada»: cuando tenemos esta creencia de que solo se puede hacer algo si se tiene el tiempo o la energía para hacerlo perfectamente puede llevar a evitar tareas que podrían hacerse de manera imperfecta.

Auto-crítica y baja autoestima: cuando existe la creencia de que uno no es lo suficientemente bueno o capaz, podemos llegar a evitar tareas importantes, y sentirnos abrumados.

-Falta de organización: cuando no existe un plan claro para completar una tarea, podemos llegar a sentirnos perdidos y por ello, acabar posponiendo la tarea.

-Distracciones: el uso de las distracciones (como el uso excesivo de las redes sociales, juegos o la televisión) pueden hacer que una persona posponga una tarea.

 

¿Qué hacer para reducir la procrastinación?

Algunas estrategias que pueden ser útiles para superar o mejorar la procrastinación pueden ser:

1) Establecer metas claras; ya que es muy importante definir metas específicas y alcanzables para poder enfocarse y tener un propósito claro.

2) Planificación y organización, como por ejemplo, hacer una lista de tareas y establecer un horario de trabajo para ayudar a mantenerse enfocado y organizado.

3) Dividir las tareas en partes más pequeñas ayudará a que sean más manejables y así hacerlas más asequibles y menos abrumadoras.

4) Identificación de  las distracciones que están haciendo que una persona posponga las tareas y eliminarlas o limitarlas tanto como sea posible.

5) Aprender a decir «no»: si nos comprometemos a hacer demasiadas tareas, podemos llegar a sentirnos abrumadas, lo que puede llevar a la procrastinación. Aprender a decir «no» a las tareas que no son esenciales puede ayudarnos a reducir la carga de trabajo y evitar la procrastinación.

6) Practicar la autodisciplina, haciendo un esfuerzo consciente para evitar posponer las tareas y seguir adelante con ellas, incluso si no se siente motivado.

7) Buscar el apoyo de amigo/as, familiares o colegas puede ayudar a mantenernos motivados y enfocados en las tareas importantes.

 

¿Qué consecuencias puede generarnos?

La procrastiación es una conducta negativa muy frecuente de manejo del estrés y la ansiedad antes eventos y tareas. Una de las consecuencias que observamos que tiene posponer las tareas importantes es la pérdida de oportunidades importantes, o si se convierte en un patrón de comportamiento constante, puede también afectar en nuestras relaciones personales, al no dedicar el tiempo que merecen. Además, la procrastinación puede llegar a generarnos un estrés constante debido a la acumulación de tareas y la falta de tiempo para realizarlas, generando en la persona mucha inseguridad al creernos “no capaces” de manejar las tareas de responsabilidad.

Si lo que has leído en este artículo, te ha hecho sentirte identificado/a no dudes en contactarnos para poder acompañarte en tu proceso Terapéutico Psicológico para que así  consigas alcanzar con éxito los objetivos que te propongas.

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[Cristina Rodríguez Pérez]

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