Cuando una persona querida enferma, irremediablemente desde ese momento pasamos a formar parte de una historia, una historia que tendrá momentos de compartir conexiones, logros y esperanzas, pero también situaciones muy difíciles de gestionar.

Y quizá lo más complicado de entender en la mayoría de los casos es que, aunque formemos parte del elenco, no somos los o las protagonistas. Por eso adquiere importancia identificar que en el proceso podrán aparecer:

 

La angustia por tener información

En general, la incertidumbre suele generar ansiedad, angustia e incluso apatía, puesto que no permite plantear y analizar los diferentes escenarios para asumir las consecuencias del camino o los caminos que nos esperan. En general, esto nos conecta con nuestros mayores miedos y preocupaciones.

En ocasiones, el intento por frenar esta angustia hace que nos olvidemos de que la persona que está al otro lado también tiene un torbellino de emociones que está intentando gestionar. Muchas veces tendremos que pararnos a pensar desde qué lugar queremos comunicarnos, si desde el miedo, la preocupación o la angustia, o si desde el rol del acompañamiento. Además de preguntar por lo estrictamente médico, no podemos olvidarnos de preguntar cómo está cada persona, qué necesita o mostrar nuestro apoyo en cada oportunidad que tengamos.

 

Al tener en cuenta su voluntad, veo lo que no está en mi mano

Uno de los puntos más difíciles es aceptar que las decisiones que se toman no siempre coinciden con las que cada uno de nosotros o de nosotras habría seguido. Casi nunca hay un camino correcto, puesto que cada cual se guía por lo que le mueve, valora o considera importante y eso no siempre coincide con lo que hubiésemos reflexionado. Al final, cada persona es experta en su vida y en las determinaciones que toma en su día a día.

 

Lo que sí está en mi mano y quiero transmitir

Aunque a priori sintamos que no tenemos ningún tipo de control, esto no es tan real como parece. Sabemos que muchas cosas no estarán en nuestra mano, o que no podremos hacer mucho por evitarlas, pero siempre hay algo que podemos elegir.

¿Qué queremos transmitir a esa persona especial? ¿Cómo podemos facilitar en la medida de lo posible su tránsito en este tipo de contextos? No es necesario colocarnos en un rol de adivinadores o adivinadoras, ya que podemos preguntar qué necesita, qué puede hacer que todo esto sea un poquito mejor o qué espera de nosotros o nosotras. En este punto, la sinceridad con uno o una misma adquiere gran relevancia, ya que tendremos que valorar lo que podemos y queremos dar o en lo que quizá sentimos malestar y no vamos a poder ofrecer.

 

La importancia de desahogarse desde el autocuidado

El rol de acompañar va a aparecer en diferentes momentos de nuestra vida, pero no por ello es un papel fácil de tomar. Por eso, es primordial que, dentro de esta marabunta de emociones, podamos tomarnos un tiempo para distinguir cómo nos está atravesando todo esto e identificar qué necesitamos para favorecer nuestro propio autocuidado. Puede ser útil desahogarnos con una persona que no tenga tanto lazo emocional con la situación, poder tener algún momento de desconexión o compartir con otras personas que estén atravesando procesos parecidos ya que, quien cuida también necesita ser cuidado.

 

[Carmen Santamaría Justo]

 

WhatsApp chat
Call Now Button