En la sociedad actual las tecnologías de la información y de la comunicación han pasado a ser una herramienta más dentro de la rutina. Es frecuente navegar por Internet para buscar opciones u opiniones de diferentes temas y puntos de vista. Esto facilita en muchas ocasiones tomar ciertas actitudes o posicionamientos ante situaciones que se presentan en el día a día.

Es importante señalar que, cada vez más, aparece una delgada línea en la que este recurso deja de ser útil para convertirse en un foco de angustia y temor por recibir un exceso de información.

El trabajo reproductivo no está exento de esta dificultad y existen infinidad de páginas, tutoriales, «reels», «shorts» o» tiktoks» tratando dicha temática. Éstos ofrecen consejos relacionados con la optimización de los cuidados y la crianza desde diferentes paradigmas, siendo difícil muchas veces distinguir lo que puede ser acorde a lo que cada mamá quiere transmitir en el proceso educativo.

Marcando unas bases

En España la infancia se encuentra dentro de un marco de protección jurídica y administrativa desde el que se debe “garantizar la atención de sus necesidades básicas, el pleno desarrollo de su personalidad y su integración social” (Observatorio de la infancia).

Por tanto, en el ámbito de la crianza y los cuidados en la infancia, debe haber una base de responsabilidad afectiva que garantice un marco de seguridad, respeto, amor y confianza. Desde este lugar será posible que el o la menor pueda tener un buen desarrollo físico, motor, cognitivo, emocional y social.

Partiendo de esta base, es necesario destacar que:

  • Cuando viene un bebé, nace también una mamá.
  • Más allá de la crianza, las expectativas e ilusiones de vida siguen presentes.

 

Cuando viene un bebé, nace una mamá

Como cualquier aprendizaje, desarrollarse como madre tiene su complejidad. Es un proceso relacional donde poco a poco se va construyendo ese vínculo y pueden aparecer miedos, frustraciones, inseguridades e incluso impotencia, independientemente de toda la información que se haya podido obtener. En muchos casos, tener estas sensaciones puede hacer aflorar sentimientos de culpa, puesto que el ejercicio de maternar y sus dificultades a día de hoy sigue estando muy invisibilizado.

Pero una no tiene por qué saberlo todo a priori, y lo ideal sería que se pudiese permitir también ese camino en el que muchas veces, lo único que se tiene claro son los valores que se quieren transmitir.

  • ¿Cuánto te permites el fallo? Partiendo de una base en que las necesidades básicas estén cubiertas y un buen desarrollo garantizado, son muchas las situaciones en las que puede aparecer la frustración por no saber resolver un momento determinado, y eso no te convierte en menos capaz.
  • ¿Quieres educar en la obediencia o en la responsabilidad? Hay que partir de que cada menor va a ir adquiriendo independencia y autonomía, lo que significa que no siempre va a hace caso de las pautas establecidas. Por eso, es ideal que sepan las consecuencias que generan sus actos. En este caso, es necesario atender a la propia frustración cuando las cosas no salen cómo se espera y si es necesario, tomarse un tiempo para gestionar emociones propias como rabia y enfado, siempre y cuando el o la menor estén en un entorno seguro.
  • ¿Cuánto malestar te genera ver sus tristezas? Como madre puedes intentar minimizar tristezas o enfados, pero cada infante transitará el camino de aprender sobre sus emociones y frustraciones. Por tanto, también habrá que trabajar con la propia impotencia de ver que el alcance de una tiene un límite.

Más allá de la crianza, las expectativas e ilusiones de vida siguen presentes

Además de ser madres, también aparecen otros roles en la vida como el de profesional, hija, amiga, pareja o mujer. No siempre es fácil poder compaginarlo y las problemáticas que aparezcan en alguno de los ámbitos, influirá también en el resto.

Construir una red de apoyo, coparentalidad o maternajes compartidos, puede generar esa bocanada de aires que se necesita en muchas ocasiones, así como favorecer a que se dé un equilibrio entre los distintos roles.

No está mal ilusionarse por otras cosas más allá de la maternidad, ni eso significa que haya menos amor hacia esas infancias, significa que eres persona y que antes de ellas, también había expectativas y proyectos que nacían de lo que para cada una también es importante en la vida.

Nosotras podemos acompañarte en ese camino de identificación e integración de este nuevo rol en tu vida.
Cuéntanos.

 

[Carmen Santamaría Justo]

 

 

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