El empleo tiene gran importancia en la vida de las personas por ser, a parte de nuestra principal fuente de ingresos, una expectativa social y cultural, adquirida desde la infancia y continuamente reforzada a través de las influencias de la escuela, la familia y los medios de comunicación. Cuando la persona logra insertarse en el mundo del trabajo, adquiere un nuevo estatus y una nueva identidad social. Es por esto, que el desempleo es un grave problema que afecta a nuestra salud mental.

Los datos actualizados que tenemos acerca de la tasa de paro en España, a través de las estadísticas de la EPA (Encuesta Población Activa) del último trimestre, son de un 14,4% de paro. Y algunas de las estimaciones que se prevén en 2020 apuntan a que podría alcanzar hasta un 20%. Esta problemática personal, social y política acarrea gran inseguridad debido a que el empleo es una fuente importante de bienestar psicológico y social. Además de que ocupa gran parte de nuestro tiempo, y, a parte de proporcionar a las personas estabilidad económica, tiene otros grandes beneficios:

El problema aparece cuando el esfuerzo que realizamos para encontrar trabajo, en ocasiones sentimos que no es suficiente al no lograr los resultados que buscamos, ya sea por causas externas, algunas veces, y/o por causas internas. En esos momentos cabe prestar atención a nuestro estado emocional, pues frecuentemente aparecen síntomas tales como: ansiedad, pánico, duelo por la pérdida o la lucha por proteger los medios de vida… La incertidumbre afecta tanto a jóvenes como adultos.

Estar desempleado/a provoca gran malestar, con un denominador común que afecta a nuestra autoestima cuando se concibe como un fracaso personal y social, y puede conllevar consecuencias como: depresión, aislamiento social, aumento de sensaciones de apatía o la desmotivación.

Algunas de las emociones predominantes en esta situación son la tristeza, la desesperanza y/o la vergüenza ante familiares y amigos, donde se ve debilitada la propia identidad. La vivencia suele ser de culpa, con un sentimiento de vacío existencial que se acrecienta si no se han desarrollado otros roles/facetas o áreas vitales que palíen esta pérdida.

Sentimientos y signos de alarma que debemos de atender, si aparece:

Manejo de estrés por desempleo

La mayoría de las personas relacionan la derrota con una tragedia personal, y es entonces cuando aparecen conductas de evitación. La preferencia es de no hablar sobre este tema, pues lo han ido interiorizado y lo han ido atribuyendo a sí mismos/as durante tanto tiempo, que no logran entender las razones objetivas de lo sucedido. Al no haber podido exteriorizar el problema, esto impide que se pueda ver el foco del conflicto desde otras perspectivas, y provoca una retroalimentación en círculos cerrados. Algunas de las causas son:

  • La atribución negativa que hacen de sí mismos/as y la colocación de etiquetas personales: “soy una decepción”, “soy un fracaso”, “no tengo capacidades”… Estas  etiquetas dan un sentido de sí mismos/as, que atribuyen a su identidad, por lo que se avergüenzan y prefieren evitar abordar el asunto.
  • Obsesionarnos e intensificar los pensamientos. Estas conductas no van a provocar cambios en los resultados, el pasado debe de servirnos para extraer un aprendizaje y para dar pasos constructivos.
  • Miedo al fracaso. Si avanzamos en un proyecto personal y/o profesional con miedo, eso nos puede bloquear. Trabajar hacia la aceptación del riesgo y ponernos condiciones progresivas para hacer más operativo el proceso, además de aceptar las limitaciones que la situación puede tener, para hacer conscientes y prever los diferentes escenarios.
  • No depender de la aprobación de los demás; el miedo a ser juzgados y perder el respeto o la estima de los demás son muchas veces el origen del miedo al fracaso.
  • No hacer una interpretación magnificada. Sino hacer una valoración realista de  nuestra situación y explicar las posibilidades de actuación frente al conflicto laboral y sus alternativas.
  • No atribución de los errores sin antes analizar la situación objetiva (qué aspectos han fallado interna y externamente). También es importante, a su vez que los errores internos  los asumamos con responsabilidad para poder ser agentes activos del cambio.

Factores reparadores:

Si han aparecido alguna de las problemáticas anteriormente mencionadas en este artículo, y necesitas ayuda profesional, no dudes en ponerte en contacto con nosotras, estaremos encantadas de poder atenderte y acompañarte a través de Terapia Psicológica individualizada. En momentos tan complicados y de tanta incertidumbre tenemos que cuidarnos y no pasar por alto signos evidentes de problemas en nuestra salud psicológica.

¿Hablamos?

[Cristina Rodríguez Pérez]

 

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