En la pareja, surgen nuevas necesidades y exigencias en estos momentos de confinamiento como: tener espacios propios, derecho a tener opinión, a saber y adquirir conocimientos, a desarrollar habilidades, ya sean culinarias, lúdicas, deporte, o profesionales, entre otras.

El aislamiento genera a muchas personas, una profunda soledad. Echamos de menos el exterior y el contacto directo con la gente que normalmente está presente en nuestras vidas, y otra que ya no está. Esta situación que estamos viviendo, puede llevar a producir en la pareja mucha tensión, motivada por un contacto permanente en el domicilio, o por contra, que aparezca un gran distanciamiento emocional, evitación de conflictos y/o comunicación escasa. Por ello, el camino para trabajar sería lograr encontrar a lo largo del día, conexiones recíprocas con nuestra pareja y tiempo de calidad, para lograr mayor bienestar.

Otros casos, son parejas que por motivos familiares y/o laborales están viviendo el confinamiento con distancia física, y a esto se le suma la aparición de nuevas vías de conexión: teléfonos, ordenadores, aplicaciones, ventanas, redes de ayuda, etc. El no poder tener contacto presencial puede repercutir en la pareja, facilitando la aparición de inseguridades y actitudes que podrían afectar a ambas partes, por lo cual, es importante planificar momentos para tener conexión diaria, y otros en los que poder “oxigenar” la relación, y evitar la aparición de elevada saturación u hostilidad en ella.

Los efectos en las relaciones personales no siempre resultan evidentes.

  • La inestabilidad económica y la incertidumbre con respecto a nuestra empresa o trabajo, puede tensar nuestras relaciones.
  • La angustia de enfermarnos, contagiar o que otras personas cercanas enfermen. La preocupación excesiva  puede invadir nuestra mente y generar aislamiento, provocando un empeoramiento en las relaciones con nuestros seres queridos.
  • La duración o temporalidad de esta situación también hace que nuestra mente fantasee con el peor escenario posible. En cambio, podemos emplear el tiempo para trazar planes sobre el futuro, centrándonos en lo que sí podemos hacer y verdaderamente está bajo nuestro control.
  • Problemas de pareja por conflictos con algún miembro de la familia de origen y/o nuclear que ya venían dándose antes del confinamiento, pueden hacer que resulte más difícil el afrontamiento activo, propiciando la cronificación del problema.
  • Las obligaciones laborales pueden repercutir en las responsabilidades del hogar, convirtiéndose las tareas domésticas en una fuente de conflicto, si no se logra hacer un adecuado reparto de las mismas. El objetivo será trabajar hacia una actitud colaboradora, empática y flexible.
  • El uso de un tipo de lenguaje destructivo “estamos encerrados, aislados” en vez de, un lenguaje constructivo y realista, “estamos protegidos”, también puede generar gran malestar e inseguridad en nuestras interacciones personales y familiares.

Aprovechemos las ventajas de todo lo que hemos aprendido, para hacer las cosas diferentes cuando todo esto termine:

  • Estar en pareja, pero también aprender a estar con uno/a mismo/a.
  • Mirarnos a nosotros mismos; parar, reflexionar, conectar, cuidarme, respirar…
  • Ajustar prioridades: hasta ahora teníamos una rutina que no podíamos modificar, pero ahora tenemos la oportunidad de atender a todo aquello que antes siempre aplazábamos.
  • El valor del tiempo: tenemos la capacidad de poner límites a nuestra jornada para poder disfrutar de las diferentes facetas (trabajo, pareja, familia, amigos, para uno mismo/a y también para descansar).
  • Compromiso, comprensión y colaboración mutua.
  • Desarrollo y potenciación de nuestra creatividad realizando cosas diferentes e innovadoras.
  • Afrontamiento activo ante situaciones estresantes. Una de las mejores maneras de superar situaciones estresantes es imaginarte a ti mismo/a hablando de este momento cuando ya haya pasado o en unos años. Esto puede ayudarnos a relativizar y a ver el presente desde otra perspectiva.
  • Las soluciones y/o habilidades que nos sirvieron para el manejo de situaciones adversas, ponerlas en práctica en nuestro futuro.
  • Experimentar que realmente necesitamos menos de lo que creíamos.

No olvidemos la importancia de cuidar nuestro propio estado de ánimo, lo que decimos y cómo lo decimos. Especialmente, pongamos el foco en nuestros pensamientos y emociones, de manera que podamos construir y responder adecuadamente a las demandas de nuestro entorno cuando la desesperanza y presión imperan en nuestros hogares. Además, potenciar la tranquilidad y recuperar el control ante situaciones que produzcan mayor tensión o nerviosismo, evitando que no  sean los instintos y la emoción del miedo, quienes dominen nuestro comportamiento.

La terapia psicológica con profesionales de la salud, es un recurso que nos puede servir para afrontar la situación de manera diferente. El objetivo principal que se persigue a través de la psicoterapaia, es que la pareja se comunique y resuelva cualquier dilema de forma eficaz, para aceptar o afrontar decisiones, con el fin de lograr sentirse mejor consigo mismo/a y con el otro/a.  En un proceso terapéutico, facilitamos las herramientas para lograr cambios, y entender el problema  inicial como un problema en común, para verlo como “algo externo”.

Si os identificáis con alguna problemática de las mencionadas, y sentís que necesitáis acudir a un especialista, no dudéis en contactarnos.

¿Hablamos?

 

[Cristina Rodríguez Pérez]

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